Tenemos mucha costumbre de oír y poca práctica en escuchar.
En sociedades como la nuestra, el ruido y los estímulos llenan fácilmente el día a día, de tal forma que no llegamos a ser conscientes de la cantidad de información a la cual estamos expuestos.
Estos estímulos e impulsos para el movimiento, ya sean dirigidos (1) al descubrimiento de aquello nuevo y la variedad de experiencias a las que optamos o (2) al mantenimiento de una rutina o proyecto, nos alejan de ser los sujetos activos de nuestras vidas. Si hacemos un acto reflexivo sobre la influencia que ejerce el entorno o lo que se espera de nosotros/as en la propia toma de decisiones, probablemente reconoceremos que el condicionamiento es considerable.
Generalmente, con vidas cargadas de exigencias y ritmos rápidos (incluso estresantes) en algunos casos o rutinas excesivamente rígidas en otros, nos impedimos conectar con quien somos nosotros/as mismos/as, qué queremos y especialmente qué sentimos desde el Ser.
También la mente acostumbra a llenarnos de pensamientos, de los cuales a menudo no somos conscientes, podríamos hablar entonces de ruido mental, ya que en estas circunstancias los pensamientos no tienen una finalidad concreta. Probablemente tampoco podríamos afirmar que nos molestan, ya que no les otorgamos atención para seguir con nuestro día a día. Los pensamientos, como el ruido, cuando persisten nos acompañan sin que nos demos cuenta de ello.
De la misma manera que si después de caminar al lado de una carretera con mucho tráfico llegamos a un bosque agradecemos su calma, lo mismo sucede con la mente: cuando nos descargamos de pensamientos y mejoramos nuestra atención (o consciencia) apreciamos los beneficios de forma inmediata.
Saber consolidar el estado de calma mental favorece el equilibrio entre la mente y el corazón, abriendo la posibilidad de Ser. Es en esta quietud que la capacidad perceptiva se agudiza y nos permite sentirNos más allá de lo que pensamos. En este estado los cuerpos se armonizan y cualquier contradicción o conflicto pierde fuerza, permitiendo así que entremos en una vibración más elevada. La elevación es posible entonces, porqué ni los pensamientos controlan ni las emociones nos invaden.
Llegar a esta calma interior es un proceso de descubrimiento de uno/a mismo/a y de lo que podemos entender por vivir, desde una experiencia que va más allá de los sentidos y las ideas, al mismo tiempo que los incluye.
Creo que no hay instrucciones específicas para este camino que hemos iniciado, a pesar de ello os dejo propuestas y orientaciones que estuve probando cuando empezaba con este tipo de prácticas, confiando que os sean de utilidad para seguir construyendo vuestra propia ruta hacía vosotros/as mismos/as. Lejos de ser un manual, busca ser una fuente de recursos a partir de los cuales cada quien pueda experimentar con libertad su propia forma de encontrarse.
PROPUESTA DIARIA: 10 minutos de silencio al día.
No hay más objetivo que el de pasar 10 minutos con uno/a mismo/a. Por lo tanto, no se trata de luchar contra los pensamientos o las emociones, sinó más bien de escucharlos y darse el permiso para expresarlos, si es el caso.
Tampoco es necesario buscar una experiencia trascendental, puesto que éstas suelen darse cuando hay plena presencia, ya que la vibración es más elevada y nos permite reconocerlas.
Con la práctica continuada las experiencias de bien seguro que irán variando y celebraréis cada momento que paséis con vosotros/as mismos/as.
BENEFICIOS DE LA PRÁCTICA:
Distanciarse del hacer, para abrirse al ser.
Tomar consciencia del propio ritmo de vida.
Aquietar la mente.
Tomar consciencia de los propios automatismos.
Observar desde dónde y cómo vivimos.
Tomar consciencia de la influencia y el papel tanto de los pensamientos, como de las emociones en nosotras/os mismas/os.
Dar espacio al Ser.
Descubrirse a uno/a mismo/a.
Practicar la comunicación fluida con los mundos sutiles.
ORIENTACIONES:
Medita preferentemente de día, no por la noche.
Encuentra un espacio donde poder estar solo/a.
Encuentra una postura que resulte cómoda, preferiblemente sentado/a, para mantenerte atento/a y no caer en el sueño, como podría pasar si te tumbaras.
Evita poner música o meditaciones guiadas, ya que la mente quedaría activa y posiblemente distraída para interpretar los mensajes, seguir indicaciones, etc.
Haz 3 respiraciones profundas, inspirando por la nariz y exhalando por la boca.
Cierra los ojos, para evitar distraerte con lo que ves. O decide un punto en el cual centrar tu mirada.
A partir de aquí, la práctica puede tomar diferentes formatos, en función de como te sientas o de lo que te resulte más cómodo:
Observar el cuerpo.
Centrar la atención en algún aspecto corporal que se quiera entender.
Permitir el movimiento espontáneo o la vibración del cuerpo, si surge.
Observar los pensamientos.
Elegir un pensamiento y centrar la atención en él.
Observar si se siente alguna emoción en concreto, diversas o si se está en profunda calma (neutralidad).
Dar paso a una emoción.
Quien tenga percepciones, es un buen hábito para mejorar la comunicación con los mundos sutiles.
(canalización original: catalán)
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