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Desde la Cabeza, desde el Corazón, desde el Ser

A veces cuando empezamos a ver, dejamos de ver.


Iniciarse en la percepción consciente de lo sutil, de lo no meramente material, implica una agudización no sólo de los sentidos, sino también del sentir.


La capacidad de clarividencia, clariaudiencia, clarisensitividad, así como la canalización y el recibimiento de información desde los planos más sutiles son habilidades que todos poseemos, pero que permanecen dormidas, hasta que nuestra conciencia evoluciona lo suficiente para abrirse a esta “realidad ampliada”; entendiendo por realidad lo que se puede compartir con otros y ampliada, porque justamente no todo el mundo se permite tal apertura. Hay quien se aferra a lo material por ignorancia, pero también quien lo hace por miedo a lo desconocido.


Y es que iniciar un proceso de redescubrimiento de la realidad desde una perspectiva más sensible implica valiosos cambios internos, los cuales pueden ser vividos como liberaciones o como pérdidas, esto depende exclusivamente de lo identificados que nos sentimos con la forma en la que nos hemos interpretado hasta el momento.


Hay que comprender que toda experiencia es subjetiva, en tanto que una vez encarnados, cada uno parte de sus propios y particulares mecanismos para entender, concebir e interpretar la realidad, sea cual sea el rango de Realidad que uno admita como “cierto”.


En los primeros momentos hiper-perceptivos es imprescindible distinguir cuando vivimos desde la Mente, desde el Corazón o desde el Ser. Estos son los tres elementos desde los que teñimos la experiencia del Vivir: desde lo que pensamos, desde los sentimientos que transitamos o desde el sentir profundo del Alma.


¿Cómo sé que vivo desde la Mente?

Porque todo lo que ocurre me genera un interrogante interno o una necesidad de dar una respuesta inminente para catalogar o concluir la situación, aun sin ser consciente de que se me ha generado la pregunta. Vivir desde la Mente nos aporta una falsa sensación de control.


¿Cómo sé que vivo desde el Corazón?

Porque la intensidad emocional, sea expresada o reprimida impregna completamente – o casi – todo lo que estoy viviendo, desde cómo veo determinada situación, hasta las decisiones internas o externas que tomo al respecto. Vivir desde el Corazón nos aporta una falsa sensación de pasividad, las emociones nos sobrevienen y se imponen.


Tanto vivir desde la Mente como desde el Corazón nos acerca a menudo a discursos que niegan nuestra responsabilidad sobre lo que vivimos. Aporto algunos ejemplos de actitudes para ilustrar esta perspectiva: las cosas son así, la vida es como es, es el destino, está (pre)determinado, todo está escrito, no puedo hacer nada, no puede ser de otra forma,…


¿Cómo sé que vivo desde el Ser?

Porque entro en un estado de neutralidad -que no pasividad- que lo inunda todo, puedo observar tanto los pensamientos como los sentimientos sin juicios. Darme cuenta de que cuando oigo el juicio interno quien juzga es la Mente. Darme cuenta de que quien se siente mal ante una circunstancia es el Corazón. Viviendo desde el Ser la Mente y el Corazón están en equilibrio y el Ser puede observarlas desde la Conciencia.



Desde el Ser puedes reconocer la intensidad tanto del pensamiento como de la emoción, pero sin identificarte, te das cuenta de que existe una distancia entre esa intensidad y lo que tú eres, por lo que puedes reconocer que: (1 ) siempre eres libre de escoger desde donde vives, (2) todo lo que sucede es relativo y (3) nada de lo que ocurra te afecta realmente, todo es transitorio en la experiencia.


Por tanto, vivir desde el Ser nos acerca a aceptar y tomar la propia Responsabilidad sobre la Vida que vivimos.


Al darnos cuenta de que lo que vivimos no es tal y como lo vivimos, sino que simplemente Es y que nosotros somos quienes decidimos cómo lo experimentamos, la apertura a las realidades no teñidas de emociones y pensamientos es más armónica. Sin embargo, hay que tener presente que ver más es recordar más, pero nunca Saber más. Todo el mundo dispone del conocimiento en su interior, sólo que algunos lo han descubierto y lo exploran, otros lo intuyen y otros ni saben que les acompaña. El grado de ignorancia no hace que unos sean menos parte del Saber que otros.


Del mismo modo, cabe recordar que la experiencia en la Tierra es una vivencia de aprendizaje y evolución, por tanto todo aquel conocimiento que se nos muestre merece el máximo Respeto y Gratitud, por la aproximación que nos ofrece al Amor que somos y hemos olvidado.


Cuando empezamos a ver, dejamos de ver, porque al ver más creemos que lo poseemos todo y es este ego disfrazado de Celebración y Elogios a la Vida el cual nos impide seguir avanzando en el Crecimiento.


La Humildad, la que nace de la profunda Honestidad, es la clave para consolidar todo lo que sentimos que aprendemos. Ser humilde implica siempre un gesto adentro, darnos cuenta de que si estamos Recordando Tanto es porque hemos Olvidado Mucho y que como humanos podemos reconocer únicamente una parte del Todo, pues el propio Camino es lo que realmente importa en este vivir, más que no el Destino del que Partimos y al que inevitablemente Volvemos.


Para mí, Conocer Más implica Recordar Menos: cuanto más conozco a través de las experiencias, más me doy cuenta de que me queda mucho por Recordar. Cuanto más amplia es la mirada, más lejos se encuentra el horizonte. Cuanto más honda es la experiencia, más largo es el viaje.


La Voluntad final del Crecimiento Espiritual no está en poseer un Gran Conocimiento, sino en Sabernos Conocedores de lo que Ignoramos, viviendo pues en consecuencia y con responsabilidad desde esta humilde conciencia.


Sólo aceptando y tomando con Amor nuestra condición de ignorantes nos hacemos sabios y podemos volver a lo que somos.




PROPUESTA: ¿Desde donde vivo?


Escoge alguna situación todos los días y observa desde donde la estás viviendo.


Si deseas un trabajo más intensivo, aplica la práctica de 3 a 5 veces diarias.


Para realizar un trabajo más profundo, cuando surja una situación que te genere dolor (ya sea rabia, tristeza, inseguridad o cualquier otra emoción de baja frecuencia) observa desde dónde la vives.



BENEFICIOS

  • El Simple Gesto de mirar adentro y buscar reconocer los elementos que participan en la situación (hechos, pensamientos, sentimientos) te hará vivirla de forma diferente, aunque los pensamientos o sentimientos se mantengan, tu grado de conciencia habrá aumentado.

  • A medida que aprendas a separarte de lo que piensas y de lo que sientes, podrás optar a más opciones para interpretar, y por tanto responder, ante las situaciones.

  • Seguro que este abanico más amplio de opciones te llevará a experiencias más Elevadas, más cercanas al Amor.


ORIENTACIONES

  • Puedes registrarlo en una libreta, para ser más consciente del proceso que vives, así como para observar tu propia evolución a medida que realizas la práctica.

  • Si al revisarlo ya no hay juicio, ni se mueven las emociones, quizás ha llegado el momento de liberarte plenamente de estos patrones, quemando el escrito con Gratitud por el Aprendizaje vivido.


Te deseo el mejor proceso en esta práctica, que vivas una gran Apertura en y hacia ti mismo/a.


(canalización original: catalán)

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